- ¡Venga! – Suplican un par de voces.
- Cada historia tiene su ritmo… dejadme que encuentre el de ésta…
- ¡Con tal de perder el tiempo! – Masculla Alex, quien ya se despide de las mates.
- Su hermano es policía municipal.
- ¿De esos que ponen multas por aparcar? - Pregunta Toni, aprovechando para una de sus representaciones mímicas.
- ¡Precisamente eso acababa de hacer! La persona sancionada no estaba en absoluto de acuerdo. Empezó hablándole de sus problemas para encontrar aparcamiento, eludiendo su responsabilidad en la falta cometida. En un momento de la discusión le dijo que él, como contribuyente, era quien le pagaba…con la clara intención de humillarlo. El agente le sonrío y le contestó que estaba encantadísimo de conocerlo, incluso, creo que le alargó la mano en señal de amistad. Se presentó y… ¡le pidió un aumento de sueldo!
Una inmensa carcajada explota en la clase. Todos se imaginan lo cómico de la escena y las posibles caras del multado. José Luis hace gestos para poder continuar.
- La persona quedó tan sorprendida, que no tuvo más remedio que sonreírle al agente; asumiendo su responsabilidad en los hechos. En unos segundos, comprendió que el guardia era un ser humano, que tenía también sus problemas y que, desde luego, no tenía nada personal contra él. Es un ejemplo de lo poderoso que puede llegar a ser el sentido del humor cuando, en vez de emplearse para reírse del otro, se utiliza para acercarse a él.
Extracto del libro:
"23 maestros, de corazón - un salto cuántico en la enseñanza"
Carlos!
ResponderEliminarMe ha gustado esta entrada, la he encontrado gracias a tu otro blog (La danza de la vida). Justo lo estaba visitando porque por fin he puesto un link en mi blog Eh-duca (http://eh-duca.blogspot.com). Pero veo que este blog de Soluciones Creativas promete! Si linko alguno más de tus blogs te aviso!
Namaste!
LluM